El magisterio peruano que aún está anclado en la antigua Ley del Profesorado (y que está fuera de la CPM) está crecientemente convulsionado, angustiado, mortificado, desesperado. Eso, debido a que siente que el gobierno aprista los maltrató, congeló sus remuneraciones y frustró sus expectativas. Eso los hacía presa fácil de los líderes de Patria Roja y más recientemente de los violentistas del Conare.
Recordemos los pecados originales que han cargado de negativismo la actual CPM. Nació "al caballazo" el 12/7/2007 por votación de la junta de portavoces del Congreso, sin debate ni segunda lectura en el pleno. En su aplicación ha estado plagada de problemas: una estructura salarial no financiable hasta al menos 10 años, pruebas mal hechas, falsificación de documentos, robos de pruebas, claves conocidas anticipadamente, copias y usos de celulares durante los exámenes, etc. Paradójicamente, aún si todos hubieran querido ingresar a la CPM hubiera sido imposible, porque solo había cupo para 25,000 al año.
A ese magisterio el candidato Ollanta Humala le ofreció en la 1era vuelta que revisaría la CPM y aumentaría los sueldos, cosa que no ha ocurrido en un año de gobierno, aumentando el descontento magisterial y en consecuencia la identificación con la plataforma del Conare.
Los maestros de vocación bien intencionados, que son la mayoría, merecen oxigenar sus angustias y tener la oportunidad de reencontrarse con el gobierno, para lo cual resulta acertada la medida de elevarles el piso salarial, integrar a todos en un solo régimen laboral y salarial. Además, se somete a todos obligatoriamente a las mismas reglas de juego meritocráticas que incluyen las evaluaciones periódicas para evidenciar sus capacidades o dar paso a otros maestros si es que resultan ser incompetentes en tres evaluaciones anuales consecutivas.
La Ley de Reforma Magisterial ofrece por lo tanto la posibilidad de traer la calma magisterial, voltear la página y diferenciarse claramente de los violentistas que deben ser retirados del magisterio.
Dicho eso, esta nueva Ley de Reforma Magisterial tiene algunos aspectos por corregir (mayoritariamente heredados sin modificar de la CPM) en sus escalas, procedimientos, operatividad y gestión educativa, que serán motivo de próximas columnas.
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