12 de Octubre: nada que festejar, mucho para
recordar.
Cristobal Colón, 1492:
"Nos besaban, igualmente, los pies y manos,
como cosa sagrada, ofreciéndoles lo que consigo habían llevado (...) llenos de
asombro y admiración, ponían la mano sobre la cabeza de los nuestros, como por
honor. Les llevaban de comer, daban cuanto se les pedía, sin demandar por ello
cosa alguna, y rogábanles que permaneciesen aquella noche en el pueblo."
"Y esta gente harto mansa, y por la gana de
haber de nuestras cosas, y teniendo que no se les ha de dar sin tener algo y no
lo tienen, toman lo que pueden y se echan luego a nadar, más todo lo que tienen
lo dan por cualquier cosa que les den, que hasta los pedazos de las escudillas
y de las tazas de vidrio rotas nos cambiaban (...)"
"Ellos andan todos desnudos como sus madres los
parió y también las mujeres, aunque no vi más de una harto moza, y todos los
que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vi de edad de más de treinta años,
muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras, los cabellos
gruesos casi como sedas d cola de caballos y cortos. Los cabellos traen largos,
que jamás cortan. Algunos se pintan de prieto, y ellos son del color de los
canarios, ni negros ni blancos, y otros se pintan de blanco, y otros de colorado,
y otros de lo que hallan; y se pintan las caras, y otros todo el cuerpo, y
otros solos los ojos, y otros sólo la nariz"
"Estas tierras son muy fértiles, ellos las
tienen llenas de mames, que son como zanahorias, que tienen sabor de castañas,
y tienen faxones y habas de muy diversas de las nuestras, y mucho algodón, el
cual no siembran, y nacen por los montes árboles grandes, y creo que en todo
tiempo lo haya para coger, porque vi los capullos abiertos y otros que se
abrían y flores, todo en un árbol, y otras mil maneras de frutas que no me es
posible escribir, y todo debe ser cosa provechosa"
"Podíamos llevarnos a todos los habitantes o
llevarlos como esclavos, porque con tan sólo 50 hombres podíamos dominarlos a
todos y obligarles a hacer lo que quisiéramos"
12 de Octubre. Eduardo Galeano, escritor:
¿Cristóbal
Colón descubrió América en 1492? ¿O antes que él la descubrieron los vikingos?
¿Y antes que los vikingos? Los que allí vivían, ¿no existían? Cuenta la
historia oficial que Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde
una cumbre de Panamá, los dos océanos. Los que allí vivían, ¿eran ciegos?
¿Quiénes
pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate y al chocolate y
a las montañas y a los ríos de América? ¿Hernán Cortés, Francisco
Pizarro? Los que allí vivían,
¿eran mudos? Nos han dicho, y nos siguen diciendo, que los
peregrinos del Mayflower fueron a poblar América. ¿América estaba vacía? Como
Colón no entendía lo que decían, creyó que no sabían hablar.
Como andaban desnudos, eran mansos y daban todo a
cambio de nada, creyó que no eran gentes de razón. Y como estaba seguro de haber entrado al
Oriente por la puerta de atrás, creyó que eran indios de la India. Después,
durante su segundo viaje, el almirante dictó un acta estableciendo que Cuba era
parte del Asia.
El
documento del 14 de junio de 1494 dejó constancia de que los tripulantes de sus
tres naves lo reconocían así; y a quien dijera lo contrario se le darían cien
azotes, se le cobraría una pena de diez mil maravedíes y se le cortaría la
lengua. El notario, Hernán Pérez de Luna, dio fe. Y al pie firmaron los marinos
que sabían firmar.
Los
conquistadores exigían que América fuera lo que no era. No veían lo que veían,
sino lo que querían ver: La fuente de la juventud, la ciudad del oro, el reino
de las esmeraldas, el país de la canela. Y retrataron a los americanos tal como
antes habían imaginado a los paganos de Oriente.
Cristóbal
Colón vio en las costas de Cuba sirenas con caras de hombre y plumas de gallo,
y supo que no lejos de allí los hombres y las mujeres tenían rabos. En la
Guayana, según Sir Walter Raleigh, había gente con los ojos en los hombros y la
boca en el pecho. En Venezuela, según Fray Pedro Simón, había indios de orejas
tan grandes que las arrastraban por los suelos.
En el
río Amazonas, según Cristóbal de Acuña, los nativos tenían los pies al revés,
con los talones adelante y los dedos atrás, y según Pedro Martín de Anglería
las mujeres se mutilaban un seno para el mejor disparo de sus flechas.
Anglería,
que escribió la primera historia de América pero nunca estuvo allí, afirmó
también que en el Nuevo Mundo había gente con rabos, como había contado Colón,
y sus rabos eran tan largos que sólo podían sentarse en asientos con
agujeros.
El
Código Negro prohibía la tortura de los esclavos en las colonias francesas.
Pero no era por torturar, sino por educar, que los amos azotaban a sus negros y
cuando huían les cortaban los tendones. Eran conmovedoras las leyes de Indias,
que protegían a los indios en las colonias españolas. Pero más conmovedoras
eran la picota y la horca clavadas en el centro de cada Plaza Mayor.
Muy
convincente resultaba la lectura del Requerimiento, que en vísperas del asalto
a cada aldea explicaba a los indios que Dios había venido al mundo y que había
dejado en su lugar a San Pedro y que San Pedro tenía por sucesor al Santo Padre
y que el Santo Padre había hecho merced a la reina de Castilla de toda esta
tierra y que por eso debían irse de aquí o pagar tributo en oro y que en caso
de negativa o demora se les haría la guerra y ellos serían convertidos en
esclavos y también sus mujeres y sus hijos.
Pero
este Requerimiento de obediencia se
leía en el monte, en plena noche, en lengua castellana y sin intérprete, en
presencia del notario y de ningún indio, porque los indios dormían, a algunas
leguas de distancia, y no tenían la menor idea de lo que se les venía encima.
Hasta no hace mucho, el 12 de octubre era el Día de la Raza.
Pero,
¿acaso existe semejante cosa? ¿Qué
es la raza, además de una palabra útil para exprimir y exterminar al prójimo? En
el año 1942, cuando Estados Unidos entró en la guerra mundial, la Cruz Roja de
ese país decidió que la sangre negra no sería admitida en sus bancos de plasma.
Así se evitaba que la mezcla de razas, prohibida en la cama, se hiciera por
inyección.
¿Alguien
ha visto, alguna vez, sangre negra? Después, el Día de la Raza pasó a ser el
Día del Encuentro. ¿Son encuentros las invasiones coloniales? ¿Las de ayer, y
las de hoy, encuentros? ¿No habría
que llamarlas, más bien, violaciones? Quizás el episodio más
revelador de la historia de América ocurrió en el año 1563, en Chile.
El
fortín de Arauco estaba sitiado por los indios, sin agua ni comida, pero el
capitán Lorenzo Bernal se negó a rendirse. Desde la empalizada, gritó:
—¡Nosotros
seremos cada vez más!
—¿Con
qué mujeres? -preguntó el jefe indio.
—Con
las vuestras. Nosotros les haremos hijos que serán vuestros amos.
Los
invasores llamaron caníbales a los antiguos americanos, pero más caníbal era el Cerro Rico de Potosí,
cuyas bocas comían carne de indios para alimentar el desarrollo capitalista de
Europa. Y los llamaron idólatras, porque creían que la naturaleza es sagrada y
que somos hermanos de todo lo que tiene piernas, patas, alas o raíces.
Y los
llamaron salvajes. En eso, al menos, no se equivocaron. Tan brutos eran los
indios que ignoraban que debían exigir visa, certificado de buena conducta y
permiso de trabajo a Colón, Cabral, Cortés, Alvarado, Pizarro y los peregrinos
del Mayflower"
Durante
más de 500 años se predijo la extinción o la asimilación de los pueblos
indígenas.
FUENTE: http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com/2011/10/12-de-octubre-nada-que-festejar-mucho.html
FUENTE: http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com/2011/10/12-de-octubre-nada-que-festejar-mucho.html
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